Estuve participando de la segunda edición de “Diálogos de Río Grande”, un encuentro que busca construir consensos y enriquecer los argumentos para potenciar el histórico reclamo del Estado y el Pueblo argentino para que el Reino Unido cumpla el mandato que emana de la Resolución 2065 de la Organización de las Naciones Unidas.
Saludo la iniciativa del Municipio de volver a apostar por generar este espacio de encuentro, debate y proyección en nuestra ciudad y en la provincia, entendiendo que es de suma importancia que la defensa de la soberanía sea una tarea federal. Por eso agradecemos la presencia de nuestros invitados y su compromiso con la Causa Malvinas.
Esta segunda edición nos encuentra, lamentablemente, en un escenario político e institucional diametralmente opuesto al de 2015. Las políticas impulsadas durante más de una década en lo relativo a la Causa Malvinas parecían haber sedimentado en una verdadera política de Estado en la que la totalidad del sistema política se encontraba comprometida y consustanciada.
Desde el inicio del gobierno de Mauricio Macri hubo un peligroso retroceso en la intensidad del reclamo argentino en lo relativo a la Cuestión Malvinas, mostrando una verdadera desmalvinización de la política exterior argentina.
Ese proceso de desmalvinización no solo se ve ejemplificado en acciones diplomáticas, sino también en la implementación de un modelo de ajuste y apertura indiscriminada de importaciones, que en la práctica ha significado el comienzo de la desintegración de nuestra industria nacional y la discusión de la continuidad de los beneficios establecidos en la ley 19.640, originalmente pensada desde el punto de vista geoestratégico.
Entendemos que el proceso de desindustrialización al que nos somete el gobierno nacional significa resignar soberanía sobre nuestro territorio malvinense y espacios marítimos circundantes
